La solución al desabastecimiento de material sanitario

¿Debemos replantear el modelo que nos ha llevado a esta situación?

Ante la actual situación en la que sufrimos desabastecimiento de material sanitario, como batas de protección o mascarillas sanitarias, instituciones y empresas tratan de encontrar soluciones para proteger a quienes luchan en primera línea para acabar con la pandemia de la Covid-19. Dicha situación hace que, entre otras cosas, nos planteemos si el modelo de suministro que se ha llevado a cabo hasta ahora, es el que queremos para nuestro futuro.

Habitual imagen de centros sanitarios que improvisan protección con bolsas de basura

Hace años que el sistema sanitario ha priorizado la importación de textiles sanitarios de un solo uso producidos en el continente asiático. A pesar del impacto medioambiental negativo que conlleva, la pérdida de empleo local e inversiones empresariales y la desaparición de tejido industrial nacional, dicho sistema había funcionado hasta ahora en nuestros centros sanitarios por la recepción de productos low cost y mejora del resultado económico a corto plazo.

Sin embargo, esta epidemia global es una situación sin precedentes que ha hecho tambalear el modelo y refleja la insostenibilidad de la utilización de productos de un solo uso, que además de ser más costoso, requiere de una continua línea de suministro, desvelando la dependencia global hacia un único país, China. Así, en un escenario como el actual, y ante el incremento exponencial de la demanda global, países como España se ven con problemas graves de suministro y desfavorecidos por la adjudicación de las pocas producciones y stocks restantes a países con gran poder financiero, como EEUU o Rusia y por bloqueos y expropiaciones de países intermedios (escalas/puentes aéreos) que alegan motivos de estado.

Por difícil que parezca, la solución es tan sencilla como implantar un modelo basado en el uso de textil quirúrgico de altas prestaciones, reutilizable, sostenible y de producción nacional.

Foto de nuestra fabrica de tejeduría en Borges Blanques (Lleida)

De conseguir una implantación generalizada (como es en países europeos), reduciríamos la generación de residuos sanitarios y una escalabilidad de costes que haría aun más competitivo este tipo de tejidos, actualmente paritario al un solo uso.

Hospitales que utilizan este tipo de productos apenas han notado la falta de material sanitario, demostrando su independencia gracias a una organización basada en la economía circular y de proximidad. Además, han podido disponer de las batas quirúrgicas como batas de protección sanitaria contra el COVID-19, pues este tipo de batas quirúrgicas son tejido barrera a partículas y micro-organismos en cumplimiento con los requisitos de la normativa UNE EN-13795. Otra ventaja ha sido que, al ser un concepto basado en la reutilización hasta 75 veces, el hospital ha tenido margen para reabastecerse.

La Clínica universidad de Navarra (CUN) o la Mutua de Terrassa son dos claros ejemplos de economía circular. El primero, la CUN, es unos de los dos hospitales de España con un sistema interno circular de procesado del textil técnico de quirófano: con lavado, esterilizado y preparación para la reutilización. El segundo, la Mutua de Terrassa, recibe el producto procesado a través del servicio que presta la empresa Axioma Solucions, de Viladecavalls, especializada en la gestión integral de producto técnico reutilizable en renting.

Los beneficios de este modelo son múltiples: evita la dependencia hacia el extranjero, genera empleo local para el tratamiento y procesado, y es hasta siete veces menos contaminante de acuerdo con el estudio realizado por la empresa textil Technotex de Rubí junto con la Universidad Autónoma de Barcelona.

Es el momento de replantearse el modelo e implementar el modelo triple R: reducir-reusar-reciclar.

Por una menor contaminación, una generación de empleo local y una economía sostenible, circular y de proximidad.